martes, 5 de febrero de 2008

Hermanos Mayo

Desde 1940, este colectivo de fotógrafos ha contribuido a redefinir el periodismo gráfico en México, pero tuvo su origen en España al borde de una de las grandes conflagraciones del siglo veinte, la Guerra Civil. Ahí, en vísperas de tanta esperanza y decepción, empezó su vínculo con “los de abajo” que dura hasta hoy en día.

Al empezar la Guerra Civil Española, se incorporaron en diversas unidades. Julio fue el único que peleó con armas además de la cámara; fue artillero y al mismo tiempo fotógrafo del periódico Superación. Faustino trabajaba para el conocido fotoperiodista español, José María Díaz Casariego, y durante la defensa de Madrid tomó unas fotos que impresionaron mucho a Enrique Lister, Comandante de la Onceava División. Paco también se limitó a la fotografía, trabajando para las publicaciones El Frente de Teruel, Crónica, El Diario de Madrid y El Paso del Ebro, además de ser director de fotografía para el importante periódico izquierdista, Mundo Obrero. Mandaba sus rollos de película a Cándido, quien los revelaba, los imprimía y los llevaba a publicaciones en la zona republicana. Su compromiso y su capacidad lo hicieron conocido y el General Vicente Rojo, Jefe del Estado Mayor General del Ejército Republicano, lo nombró Director de Fotografía del Estado Mayor del Ejército y Director de Fotografía del Servicio de Inteligencia Militar.

El 13 de junio de 1939, tres de los Hermanos Mayo: Paco, Faustino y Cándido arribaron a Veracruz a bordo del barco Sinaia. Al llegar al nuevo mundo se restableció la unidad de Foto Mayo. El reconocimiento de Paco significó que el gobierno mexicano le encomendara fotografiar a cada uno de los refugiados que llegaba al país y los tres hermanos pasaron dos meses en hacer los documentos de los que iban llegando. Desde entonces, trabajaron para más de cuarenta periódicos y revistas, entre ellos El Popular, La Prensa, El Nacional, Hoy, Mañana, Siempre!, Tiempo, Sucesos, Time y Life. Más aún, participaron en la formación y la fundación de revistas y periódicos que reflejaban su compromiso con las fuerzas democráticas en México desde las revistas de corta vida, Tricolor y Más, hasta el aún vivo periódico El Día.

Las fotos hechas por los Mayo de los braceros generalmente tratan de sus experiencias en la ciudad de México y el aspecto más fotografiado por ellos fue el proceso en los “Centros de Contratación”, los lugares a donde acudían los aspirantes a braceros para “engancharse”.

Los deberes de los Mayo como fotorreporteros requerían que a veces se entrometieran en la privacidad de individuos que no querían ser fotografiados. Los hombres que se escondían detrás de sus manos, sus sombreros y sus bolsas sirven como una amonestación en contra del fotógrafo victimario que se aprovecha de las personas apresadas en situaciones en las cuales no se pueden defender en contra del escrutinio despiadado de la cámara. La capacidad de los Mayo para captar las complejidades del mundo social se ve expresada en las fotos tomadas en Buenavista, la estación de trenes de donde partían los braceros. Allí, sus imágenes reflejaron la relación entre el fin y el principio de algo: el dejar atrás una vida conocida y los vínculos familiares, y el nacimiento de nuevas posibilidades.

Las fotos de los Hermanos Mayo sobre los braceros son importantes por lo que nos muestran de esos obreros migratorios y por lo que nos dicen sobre la visión de este colectivo. Con el intento de dar a las imágenes fijas una movilidad analítica, los Mayo desarrollan las relaciones que encuentran a través de los polos opuestos que ven y presentan: humillación-dignidad, dolor-entusiasmo, campesino-estado, lucha-represión, humano-inhumano. A través del choque de esas realidades, se produce una dialéctica dentro de y entre las fotos.

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